La guerra civil en Mollet

Militantes revolucionarios de Mollet fueron, la noche del 19 al 20 de julio, a buscar armas al cuartel de San Andrés de Barcelona. Se creó un Comité de Milicias Antifascistas que agrupaba todos los partidos y sindicatos del Frente de Izquierdas, que se instaló en el convento de monjas. Varias personas fueron detenidas por las Milicias Antifascistas. Algunas fueron puestas en libertad, otras fueron retenidas hasta el final de la guerra. La mayoría, temiendo por sus vidas, se escondieron o huyeron a lugares más seguros.

A principios de octubre de 1936 se disolvió el Comité y se constituyó el nuevo Ayuntamiento con representantes de todas las fuerzas presentes. El consistorio quedó estructurado de la siguiente manera: 3 concejales de ERC, Josep Fortuny, Pelegrí Pi, Josep Manau, 2 de UR, Feliu Tura, Joan Roca; 3 de la CNT, José Domínguez, Eliseu Valls, Rafael Alfonso; 2 de la FAI, Ernest Escuela, Juan Moly; 1 de la UGT, Domènech Galí.

A pesar de estar en minoría de concejales Feliu Tura y Valldeoriola (1888-1956), que había sido nombrado alcalde el 17 de febrero de 1936, continuó en la alcaldía hasta el 3 de julio de 1937. Una constante durante aquellos meses fue el problemas con los grupos que estaban en el gobierno. Esto provocó que dimitiera. Los hechos fueron estos.

Como consecuencia de la propuesta del Colectivo de Campesinos, afín a la CNT -el Sindicato Agrícola era afín a Unión de Rabassaires-, que se pagara un impuesto de guerra, el consistorio decidió que la cuota no fuera individual sino que se hiciera cargo el sindicato. Este se negó a pagar y Tura y Joan Roca, ambos de Unión de Rabassaires, dimitieron.

A Tura lo sustituyó Josep Fortuny y Torrens (1902-1939), de ERC. Permaneció en la alcaldía desde el 3 de julio de 1937 al 3 de julio de 1938. Durante su mandato siempre buscó el consenso y la unidad de los grupos políticos. Dejó la alcaldía para incorporarse a filas. Al finalizar la guerra fue juzgado y condenado a muerte. Lo fusilaron en el Camp de la Bota (Barcelona) el 16 de julio de 1939. A Fortuny le sustituyó Tura, que permaneció en el cargo hasta la finalización de la guerra.

Durante la guerra el problema más directo era que faltaba dinero y mano de obra. Para resolver la falta de dinero, la Junta de Defensa Pasiva de Mollet, pagaba 2 pesetas a los jefes de familia y 1 peseta al resto de los familiares.

Respecto a las colectivizaciones, en Mollet existieron Comités Obreros de Control a las grandes industrias y los oficios artesanos también fueron colectivizados, especialmente los ligados a la construcción; existieron colectivos de paletas y peones, de paletas y materiales de construcción, de fontaneros y electricistas, de carpinteros, pintores. En el sector agrario la tierra fue colectivizada. También fueron cooperativizados el teatro, el cine, las barberías y los hornos.

En el ramo del comercio, la Cooperativa de consumo de los trabajadores de la Pelleria hizo la propuesta de suprimir los pequeños comercios, convirtiendo sus propietarios en cooperativistas, y centralizar las ventas de productos al por menor. Esta propuesta forzó a todos los grupos políticos a posicionarse sobre el tema. Después de un largo periodo de discusiones y dictámenes la propuesta fue rechazada.

Existió también un control municipal sobre la vivienda; las personas inquilinas pagaban el alquiler al organismo municipal y este velaba por el buen estado de las viviendas y encargaba, cuando era necesario, las obras de reparación; una vez descontados los gastos de las reparaciones entregaba el importe restante de los alquileres a sus propietarios.

Otro problema fue la llegada de refugiados. A lo largo de la guerra hubo una media de 650. Mollet del Vallés no imprimió papel moneda, pues se hizo circular moneda fraccionaria emitida por el Ayuntamiento de Barcelona.

Si nos centramos en la persecución civil y religiosa, en Mollet se asesinaron a un total de 8 personas. Fueron: Ramón Bordas Mallol, Ramón Fauré Montforte, Lorenzo Marrugat Anglés, Pedro Martí Puig, José Puntí Puig, José Sans Rosell, Francisco Vicente Casanova, Miguel Vila Mitjans.