Bullying, extraña palabra para tan cobarde gesto

Bullying, extraña palabra para tan cobarde gesto
¿No sería más claro y real llamarlo abuso?
Un anglicismo que confunde a cualquiera, ¿Cómo va a condenar un abuelo el Bullying? Si su lengua materna es el catalán probablemente le sonará a hervir.

Dejemos las cosas claras, es abuso, un abuso permitido por desgracia en una sociedad aún retrógrada y con el pensamiento sucio, y me diréis ¿sucio?

Pues sí sucio, tenemos una mentalidad tan sucia que nos pasamos el día grabando o viendo vídeos de abusos, peleas, accidentes, encima es que muchas veces incluso nos reímos.

A mí me hierve la sangre, la verdad es que cuando veo a un grupo de chavales pegarle a otro mientras los demás animan, me metería en medio para ayudar, porque eso es lo que alimenta la llama del abuso, bullying.

Abuso o sometimiento siempre hubo, normalmente cometido por personas que tienen más miedo que valor, el alumno que en su casa le dan hasta por respirar y teme que si no pisa a los demás también le den en la escuela o en la calle, el operario que aplaude al jefe y pisa al compañero por temor a ser despedido, el marido que se ríe y humilla a su esposa con la excusa de que no vale nada, realmente por miedo a que se fije en un hombre de verdad y le ponga las maletas en la puerta, en este caso también hay versión femenina aunque mucho menos.

Pero vamos a la realidad ¿cómo se frena el abuso, maltrato o sometimiento?

Es fácil, concienciando a nuestros hijos de lo que está bien y está mal, denunciando y enseñando a denunciar todos los casos: escolares, de trabajo, familiares, incluso broncas del barrio. Si no se hace esto, no tendrá fin, al revés cada día irá a más, “es que si denuncio al padre de…”

El Bullying nace del maltrato, la mayoría de veces por familias desestructuradas, otras al revés, de la gente más adinerada, hijos y padres que se piensan que el dinero , las amistades o un título les dan un “moderno derecho de pernada y superioridad” por el cual están por encima de leyes y personas, pero lo peor es el miedo nuestro, a perder el trabajo, que el vecino te amenace, que los niños vuelvan a pegar a nuestros hijos, pues igualmente es que si no denuncias al final saldrás a la calle igual o en peores condiciones, nuestros hijos irán a la escuela con más temor y miedo, el que abusa en el trabajo lo hace con todos, puedes ser su pelota personal, pero aparecerá otro pelota y te tocará ser el abusado a ti.

En la escuela el que pega a tu hijo, lo seguirá haciendo a no ser que vea la cara del reformatorio o la amenaza de caer en uno, o a sus padres callar ante otro padre «superior», en el maltrato familiar por desgracia ya sabemos cómo termina, además las denuncias pueden ser anónimas, tú puedes mandar pruebas de forma anónima para que la policía, juez, escuela, etc., tomen medidas e investiguen la situación.

Además, hay algo muy importante la propia educación y concienciación a nuestros hijos, si los padres somos capaces de enseñarles y concienciar con lo que está bien y mal, serán ellos mismos los que dejen de hacer el corrillo y saquen el móvil para grabar, serán ellos los que todos a una se pongan delante del abusón y le digan: “va, ahora péganos a todos a la vez”, serán ellos los que mañana en el trabajo se planten a la puerta con carteles y terminen con el abuso del jefe y el pelota de siempre, los que saldrán a la calle y se enfrenten a una familia de turno, los que al ver o saber un maltrato intercederán por la víctima y quizá hasta evitemos un futuro maltratador.

El Bullying, nueva palabra para algo que viene de años y que por desgracia cada día se sufre más, pues hoy ya no existe el trato vecinal o de barrio, solo la familia que se encierra en casa dejando pasar la vida e ignorando lo que sucede a su alrededor, así se crean los “monstruos” y los “humillados”, el Bullying solo es la imagen del deterioro de la sociedad, la amistad y la comunidad llevado al límite más extremo, esto con nuestros abuelos no pasaba, ellos estaban unidos, como vecinos, sociedad y país, el Bullying terminaba muchas veces incluso antes de empezar. Si no somos capaces de ir de la mano a defender a nuestros hijos en la escuela, a nuestros compañeros en el trabajo, al vecino más débil del más fuerte o paramos al “animal” que pega a su esposa, esto un día pasará de llamarse Bullying a llamarse anarquía total para hacer lo que se quiera.

Debemos concienciar a nuestros hijos y denunciar, también salir a la calle con pancartas, pero ya se sabe, eso sólo lo hacemos por el fútbol y el sálvame. Así que por mucho que diga me temo que el abuso, Bullying o como puñetas queramos decirlo no sólo no cesará, si no al revés cada día irá a más.

Concluyo con estas últimas palabras, el Bullying, en este caso infantil o escolar, es el miedo de los cobardes, niños que en sus casas sufren maltrato por uno de sus padres y niños que temen ser víctimas de esta sociedad de risas fáciles por parte de los demás, “si me impongo me temen, si no, se me comen”

Raquel García

Col·laboradora de Molletopina