La flor de tu vientre

Manoly Naranjo, poeta
Deja que mis dedos sedosos acaricien la flor de tu vientre,
que mis labios sedientos prueben el sabor íntimo de tu semilla ardiente.
Deja, niño, que mi delirio sueñe, deja niño que sueñe...
Se harán días mis noches y volverán las primaveras a mi dormida cama, de sábanas blancas.
Deja niño que mis manos de fuego y sentimiento
acaricien tu pecho y sentir el ritmo de mis deseos.
Deja que siente el frescor de tu aliento
en mis labios sedientos.
Deja, deja, que sienta lo que guardo dentro para entregarte,
el amor tan lleno que tengo en mis entrañas abiertas de fuego, sentimiento y pasión.

Del libro "Yo sensual" de Manoly Naranjo